RUTA NOCTURNA

HUELLAS DE LUZ EN LA OSCURIDAD

Esta ruta tiene unas características especiales. Su nexo: la noche y la oscuridad, la forma en la que se han iluminado los principales edificios de Soria. Ofrecemos una descripción breve, pues la mayor parte de los mencionados ya han sido tratados en otras rutas, pero el recorrido es largo, un paseo por las tranquilas calles de esta ciudad castellana “tan bella bajo la luna”.

Podemos empezar nuestro periplo junto al río contemplando la Ermita de San Saturio (1) que, con en la oscuridad en la que tan sólo se muestra el edificio erigido en la piedra de la roca con su tranquilo reflejo en las aguas del Duero, invita a evocar los versos machadianos

“campos de Castilla, tardes tranquilas,

montes de violeta, alamedas del río,

verde sueño…”

Y continuar en el iluminado Puente de Hierro (2), antigua estructura de paso del ferrocarril frente al Paseo de San Prudencio, ahora en desuso con sus tonos azules y blancos que dan al entorno un halo de romanticismo. En esta antigua estructura de hierro, vestida con iluminación resalta su figura metálica que configura el puente, con el contraste entre las diferentes tonalidades de luz, azul para los módulos que iluminan los perfiles verticales y blanca fría para el resto.

Cerca, en la otra margen del río, se puede disfrutar del Puente (3) de piedra, de origen medieval. En este caso, adornado con una iluminación artística que recibe al visitante a la entrada desde la carretera de Zaragoza, junto al Centro de Recepción de Visitantes.  La iluminación artística de este puente y su gama de colores que inundan sus arcadas es mucho más amplia y dinámica, pasando del color rojo al azul y después al verde, convirtiendo su contemplación en un auténtico espectáculo. La  iluminación artística realza su imagen nocturna y, a su vez, la del entorno en el que se ubica, produciendo una conjunción de imágenes y la de sus reflejos en el agua del río, que a modo de espejo negro, proporciona una segunda imagen de color, invertida, del puente iluminado.

Camino hacia el centro de la ciudad, encontramos la concatedral de San Pedro (4), destacando la luz el rojo color de sus sillares y la esbeltez de su torre. Continuando el paseo hacia el centro de la ciudad,  en la Plaza Mayor, la iglesia de Nuestra Señora de la Mayor (5) nos muestra la elegancia de ábside y del rincón de Leonor. Podemos acercarnos desde aquí hasta la iglesia de Nuestra Señora del Espino (6), que destaca iluminada en el oscuro entorno del Castillo y al bajar de nuevo al centro contemplar la iglesia de San Juan de Rabanera (7), que recupera su esplendor en la noche con la peatonalizaran sus alrededores. También es destacable la decoración artística del Archivo Histórico, ubicado en el Palacio de los Rios y Salcedo (8) con la que se realzan sus sinuosas formas renacentistas, junto con el moderno adorno de formas circulares de tenue colorido con el que se tiñe la Plaza de San Clemente cuando cae la oscuridad. Desde aquí a pocos metros por la nobiliaria calle Aduana Vieja llegamos hasta la joya románica de la iglesia de Santo Domingo (9), donde el juego de la luz y las sombras modela los contornos de sus magníficas esculturas. Como broche de este tramo, y como excelente atalaya para obtener una panorámica de la ciudad, ascenderemos hasta el cerro del Mirón, cuyo templo, la Ermita del Mirón (10) y la columna de San Saturio situada en el atrio del mismo, parecen flotar en la noche soriana.

Ya de vuelta a la ciudad merece la pena visitar la Plaza de los Jardines de Bécquer o Rincón de Bécquer (11) que recuperó su esplendor mirando de nuevo hacia las ruinas del Convento de San Francisco. Esta plaza está dividida en varias zonas que incluyen una zona de recreo infantil y una fuente de lámina de agua con versos del poeta que da nombre a la plaza con un efecto de reflejo de las propias ruinas. Toda la plaza cuenta con una original iluminación que nace del suelo y marca el recorrido de tránsito y a la vez realza de la noche las ruinas creando un sugerente espacio nocturno.

Y como final a este paseo nocturno cruzando por la Alameda de Cervantes es parada necesaria el Árbol de la Música (12) pues su templete iluminado renace de entre las sombras y es protagonista indiscutible del parque en las horas nocturnas. Junto al mismo, el renovado Paseo del Espolón ofrece también de noche un agradable espacio peatonal con curvas suaves que combina la modernidad con la integración en el entorno en que se encuentra.

Longitud 4,2 Km aprox.
Tipo Urbana y periferia (Cerro del Mirón y Márgenes del Duero)
Dificultad Baja-media
Terreno Calles peatonales y carreteras