Por la Ribera del Duero y Tierra del Burgo

Herencia de una época en la que el Duero era sinónimo de frontera entre los reinos cristianos y árabes, y en la que la leyenda y la historia están delimitadas por una incierta línea, la provincia de Soria conserva un legado tan espectacular como valioso. Pueblos construidos con barro, castillos que parecen tallados en piedra e iglesias románicas que son seña de identidad, convierten el sur de Soria en un enorme museo al aire libre.

POR DÓNDE EMPEZAR

Desde la capital, una buena entrada a esta zona es Berlanga de Duero, señorial y vigilada por su castillo declarada Conjunto Histórico – Artístico en la que destacan la ermita de Nuestra Sra. De la Soledad, el  Rollo Gótico, su muralla, Ex-colegiata de Nuestra Señora del Mercado, el Palacio de la Villa…. , y los pueblos de alrededor, pequeños pero con auténticas joyas románicas, como Andaluz, Aguilera, Valderueda, Brías, Casillas de Berlanga, Caltojar o Bordecorex. Es territorio con marcado pasado medieval donde se encuentra la maravilla mozárabe, pero si hay un monumento que sobresale respecto a todos, esa es la ermita de San Baudelio. Modesta en cuanto a volumen, de estilo prerrománico e influencia mozárabe, está considerada como la joya más original de la arquitectura prerrománica soriana.

No muy lejos se alza la fortaleza árabe de Gormaz, testigo de excepción de la Reconquista, a cuyos pies se localiza la iglesia de San Miguel. Dirección suroeste, hacía los límites con Segovia, merecen ser destacadas localidades como Caracena, Lumías y, por supuesto, el yacimiento celtíbero-romano de Tiermes.

Buscando de nuevo el Duero, hacia el norte aparecen pueblos unidos al vino y al Románico a partes iguales: son Castillejo de Robledo, Langa de Duero o San Esteban de Gormaz. El Burgo de Osma, cabeza de esta inmensa comarca y sede episcopal de la provincia, es villa catedralicia y pintoresca, nacida al pie de otro enclave celtíbero: Uxama.

En la villa burguense entre otros monumentos destacan: la catedral del siglo XIII,  el Hospital de San Agustín, el Ayuntamiento, el convento del Carmen, la Universidad Santa Catalina, el Real Hospicio, el Castillo de Osma.

Desde este punto es fácil acercarse a Ucero, puerta del Parque Natural del Cañón del Río Lobos.

Fue declarado Parque Natural en el año 1985 y marca el límite entre las provincias de Burgos y Soria formando una extensa y espectacular garganta de 25 kilómetros con paredes de más de 100 metros de altura.

Su localización geográfica, unida a su gran diversidad biológica, hace que se concentren en este espacio diversas especies de flora y fauna mediterránea y norteña creando un próspero ecosistema.

En este conjunto paisajístico cargado de historia geológica hay que resaltar la presencia de la ermita de San Bartolomé, de románico tardío, que entraña sugerentes sincronías geográficas, símbolos numéricos y legados alquimistas.

Entre la fauna relevante del Parque encontramos diversas especies como buitres leonados, águilas de diversas clases como las reales, calzadas y culebreras, halcones peregrinos, azores, cernícalos, búhos reales, cárabos, mochuelos, corzos, jabalíes, ardillas, comadrejas, nutrias, ranas, víboras, truchas y así un largo etcétera….

Comienza aquí, dirección al este, el reino de las sabinas y los cañones calizos, entre los que aparecen localidades de cuidada arquitectura tradicional como Muriel de la Fuente o Calatañazor, con calles de trazado medieval y modestas casas fabricadas con entramado de madera de sabina y barro y adobe modelando un conjunto armonioso con aire medieval y espacios naturales como la Fuentona y el Sabinar. Cerca de la localidad de Muriel de la Fuente y entre sabinares discurre el nacimiento del río Abión formando un peculiar embudo subterráneo.

Monumento Natural y catalogado como uno de los parajes de mayor belleza de la provincia de Soria, La Fuentona, ojo de mar y manantial que fluye bajo tierra, formando primero una alberca que después se convierte en río que con aguas frías y transparentes invita a espeleo-buceadores de distintas procedencias a encontrar entre sus profundidades galerías labradas por el agua que en algunos casos llegan hasta los 100 mts.

Inabarcables son, en estas pocas líneas, tantos siglos de historia e historias, que podemos contemplar en esta tierra de la frontera del Duero.

Más información en: www.sorianitelaimaginas.com