RUTA GERARDO DIEGO

LA SORIA CANTADA POR EL POETA CÁNTABRO

El año 1920 llegó a Soria un joven cántabro para ejercer de profesor de lengua y literatura en el Instituto General y Técnico. Su estancia en la capital soriana fue inferior a dos años, pero ese breve tiempo fue vinculante tanto para la ciudad como para el poeta. Sus variadas inquietudes le llevaron a ofrecer recitales de piano, organizar representaciones teatrales, publicar en prensa local, participar en el Ateneo Popular y ser socio activo del Casino Numancia. Pero Soria también ejerció una importante influencia en el literato, cargada de los antecedentes poéticos de Bécquer y Machado, embajadora, igual que para sus predecesores, del paisaje castellano. Acompáñanos en este recorrido por la Soria que inspiró y a la que cantó con su acertada pluma Gerardo Diego.

Comenzamos nuestro itinerario en el parque de la Alameda de Cervantes (1), corazón verde de la ciudad, antigua dehesa (que así es como se le conoce entre los sorianos) para el ganado que poco a poco fue convirtiéndose en lugar de esparcimiento. Sorprende al visitante sus cuidados paseos, el antaño humilladero y ahora ermita de la Soledad, su rosaleda, la enorme pradera del conocido como “Alto de la Dehesa y su árbol de la música, donde los pájaros compiten con los sonidos de la Banda Municipal.

“¿En dónde dictas, príncipe, en el olmo
de la Dehesa o no es aquí en mi roca
irreductible, insomne, prieto colmo
de soledad sin nido que consuele?”

Ruiseñor de mayo
Velad (1969-1974)

Dirigiendo nuestros pasos hacia la parte antigua de la ciudad, nos encontramos una de las joyas románicas de la ciudad, la iglesia de San Juan de Rabanera (2). Destaca su esbelto ábside, en el que curiosamente solo se abren dos ventanas. Y la actual entrada, trasladada aquí desde otra iglesia ahora arruinada. Y no dejes de visitar su interior, en el que es fácil dejarte transportar a tiempos medievales. Muy cerca, ya en la arteria peatonal que es la calle de El Collado, se encontraba la pensión donde vivió Gerardo Diego. Nada queda del primitivo edificio que albergó la pensión “Casa de las Isidras”, tan solo una placa recuerda el lugar.

Desde aquí subía diariamente al cercano Instituto (3) a dar clases, igual que unos pocos años antes lo hiciera Antonio Machado, del que recibió su actual denominación. Este antiguo convento de Jesuitas del siglo XVII se convertiría con los años en Instituto dentro de cuyo prestigioso historial de profesores encontramos a Antonio Machado y a Gerardo Diego, que impartió durante dos cursos y medio Lengua y Literatura en sus aulas.

“Jardín, bello jardín del Instituto,
prisionero sin niñas ni cantares,
jardín prohibido que ni flor ni fruto
ofreces a las turbas escolares.
Sin estatuas ni fuentes ni columnas
rotas, tal vez también sin ruiseñores,
jardín, bello jardín que las alumnas
contemplan con los ojos soñadores”

Horas de estudio y de pedagogía
Galería de estampas y efusiones (1922-1923)

Hay que subir un poco más por la nobiliaria calle de la Aduana Vieja para encontrar el que sin duda es uno de los más bellos ejemplos de fachadas románicas con evocaciones francesas, la iglesia de Santo Domingo (4). Este precioso retablo en piedra, rosetón, arquerías ciegas, pero, sobre todo, la portada, despliegue de músicos, ángeles, guerreros, reyes magos y apóstoles y un majestuoso tímpano desde el que el niño Jesús observa sentado en las rodillas de su Padre.

“Tú, vida siempre y nunca arqueología.
Eres color y música en relieve.
Eres panal de sol y miel que embebe,
seco, el nuevo sangrar de cada día.”

Santo Domingo. Velad (1969-1974)

Regresamos a la mencionada calle de El Collado (5), paseo de soportales y casas con miradores que buscaban la luz de Soria y resguardarse de los rigores invernales y por donde hoy la vida sigue bullendo por esta calle mayor, que, sin llevar este título, sin duda merece estos honores. Uno de esos edificios es el Círculo Amistad Numancia (6), institución decimonónica fruto de la unión del Casino Numancia, espacio de la pequeña burguesía soriana, y el Círculo Amistad, sede del Ateneo Soriano, lugar de tertulias para Machado y recitales de piano para Gerardo Diego, Casa de los Poetas y siempre, uno de los epicentros de la vida cultural de Soria, en cuya entrada, toma un café eterno nuestro protagonista, inmortalizado en una estatua.

“Casino numantino,
aún palpitas en yedra que te abraza
y respeta tu traza,
tus techos de bucólicas,
las teclas de tu piano,
tus asaltos de esgrima azul y negra,
tu carnaval sin sombra de pecado”.

Charada del Casino
Tan delicadamente (1974)

Toca de nuevo subir, ahora dirección al castillo, y en sus laderas nos encontramos el mirador del Sagrado Corazón junto al antiguo depósito de agua que, si bien no tiene gran interés artístico, si ofrece una fabulosa vista de la parte antigua de Soria, de ese mosaico de tejados y torres al que cantó Gerardo Diego.

“Los tejados de Soria,
tejados caprichosos e infantiles,
como hechos al azar y de memoria
por manos de arbitrarios poetas albañiles.”

Los tejados de Soria
Galería de Estampas y efusiones (1922-1923)

Coronando este cerro que domina la ciudad se encuentran los maltrechos restos del castillo medieval (7). Poco queda ya, tan solo un esqueleto y el recuerdo de lo que fue una enorme fortaleza, “barbacana de Castilla en Aragón”, prisión del infante Don Juan de Castilla, hijo de Pedro I, y víctima, como otros muchos elementos de nuestro patrimonio, de la Guerra de la Independencia y del paso del tiempo. Los terrenos militares son hoy un bello jardín y un excelente mirador hacia el Duero.

Para acercarnos hasta nuestro próximo destino tenemos que descender hasta las orillas del río Duero (8), joven aún, remansado a su paso por Soria, y donde cualquier época del año muestra aquí su lado más romántico, que sin duda pudieron ver Bécquer, Machado y Gerardo Diego, y así lo plasmaron con sus magistrales plumas.

“Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras”

Romance del Duero
Galería de estampas y efusiones. (1922-1923)

Al otro lado del río, se levanta una de las joyas del patrimonio soriano, la ermita de San Saturio (9). Este monumento se localiza junto al Duero y la capilla barroca que hoy podemos visitar se levantó sobre la cueva en la que vivió el santo titular, patrón de la ciudad. Durante el recorrido por su interior en ocasiones es difícil saber hasta dónde llega lo hecho por el hombre y lo legado por la naturaleza, pues la comunión aquí entre paisaje y paisanaje es casi perfecta.

Para llegar a uno de los hitos de nuestro paseo hay que recorrer dos kilómetros de precioso paseo por el que, acompañados por el Duero y tras atravesar los restos del monasterio de San Polo (10). Pero el esfuerzo merece con creces la pena. El monasterio de San Juan de Duero (11) es un singular monumento románico construido en el siglo XII por los monjes Hospitalarios quienes quisieron legar en este rincón de Castilla unas cuantas pinceladas de los distintos estilos de aquel Mediterráneo medieval. Visitando el interior de la iglesia con sus originales baldaquinos y recorriendo su destechado claustro, uno no puedo por menos de maravillarse y querer plantear a quienes lo levantaron un montón de preguntas para las que hoy, desgraciadamente, no tenemos respuesta.

Regresamos a la ciudad cruzando el Duero por su puente medieval (12). Este puente del siglo XIII, antaño con dos torres, se constituye como una de las principales razones de ser de Soria, la protección de este paso sobre el Duero en uno de los corredores naturales entre el valle del Ebro y la Meseta Castellana.

“Noche ya. Atravieso el puente,
puente de color de harina,
entre el cristal del relente
y el halo de la neblina.
Vendrá otro tiempo mejor.
Mañanas de amor
bajo tus árboles en flor.”

Letrilla
Nuevo cuaderno de Soria (1923-1924)

Muy cerca se encuentra uno de los lugares fundacionales de la ciudad, el tempo heredero de la colegiata románica de San Pedro. Aunque “la bella desconocida” ya la tiene registrada la catedral palentina, bien podría aplicarse ese apelativo a esta concatedral de San Pedro (13) que comparte sede obispal con el Burgo de Osma. Poco queda del fastuoso templo románico, pues el actual es del siglo XVI, pero si podemos contemplar su claustro, despliegue de escenas bíblicas en sus capiteles y clara influencia de Silos, ciprés incluido.

Y de nuevo tenemos que ascender a uno de los cerros que forman la ciudad antigua, en este caso el frontero del castillo, el Mirón. Sin duda la mejor atalaya de la ciudad para hacernos una idea de cómo fue creciendo ese grupo de aldeas favorecidas por la acción repobladora del rey aragonés Alfonso I el Batallador, que se instalaron en un valle junto al Duero y fueron poco a poco configurando la Soria que hoy conocemos. Frente a nosotros, el Castillo, detrás, la ermita del Mirón (14), y a nuestros pies, la vida que bulle.

Termina aquí nuestra Ruta Gerardo Diego, abundante en monumentos y poemas, los que magistralmente creó el poeta santanderino.

LA SORIA DE GERARDO DIEGO

A continuación, unas pinceladas más de la Soria que conoció Gerardo Diego los dos años que vivió en ella.

El año 1920 obtiene una cátedra de Lengua y Literatura en el Instituto General y Técnico de Soria, que aún no tenía su actual nombre “Antonio Machado”.  Llegó a la capital soriana el 1 de abril y se instaló en una pensión situada en el número 46 de la calle el Collado, conocida como “Casa de las Isidras. En esa época Soria tenía un importante ambiente cultural en el que, destacaban nombres como Blas Taracena, José Tudela, Mariano Granados o Gervasio Manrique, sin olvidar que tan solo hacía 8 años Antonio Machado había abandonado la ciudad. Fuerte fue su implicación en la vida cultural de Soria en los dos años de estancia en la misma. Además de su trabajo como docente, colaboró en la publicación local “La Cotorra”, fue miembro activo del Ateneo Popular, impartió varias conferencias, fue socio del Casino Numancia, ofreció recitales de piano y organizó las primeras jornadas teatrales de la ciudad.

El 22 de mayo de ese mismo año interpreta en el Ateneo de Soria los Nocturnos de Chopin a los que acompañan unos del poeta leídos por Alfredo Gómez Robledo y Mariano Granados.

Entre el 15 de febrero y el 30 de mayo de 2021 imparte el Curso de la Historia de la música para piano invitado por la Junta Directiva del Ateneo de Soria impartió. Fueron 13 sesiones conferencia- concierto, cada 15 días, exponiendo la historia del repertorio pianístico desde el siglo XVIII. Interpretó en primicia en Soria algunas partituras que le había enviado el propio Manuel de Falla.

1922

El 22 de febrero, dentro del ciclo de teatro, se representó “El vergonzoso en palacio” de Tirso de Molina.

Abandonaría la ciudad el día 20 de mayo de 1922 para tomar posesión de su nueva plaza en un instituto de Gijón. Aunque sus visitas a la ciudad se repetirían en varias ocasiones.

Regresaría varias, tanto a la capital como a la provincia, con especial predilección por Salduero, donde pasó alguna temporada veraniega. Su legado literario es enorme, pero hacemos aquí especial mención a su obra relacionada con Soria. Al año después de marchar de Soria se publica “Soria, galería de estampas y efusiones”. Posteriormente dentro de su obra “Versos humanos”, se incluye “Nuevo cuaderno de Soria” Unos años después, en el 1948 ve la luz “Soria”, recopilación de las dos anteriores obras sobre nuestra ciudad a las que añade “Capital de provincias” compuesta entre 1929 y 1947, el “Cancionerillo de Salduero”, compuesto entre 1941 y 1943, fruto de sus veranos en esa localidad pinariega; “Tierras de Soria” realizada entre 1929 y 1947; y el poema “El intruso”. Finalmente, el año 1977 publica “Soria Sucedida”, recopilación cronológica de sus diferentes trabajos sobre Soria.

La última vez que volvería a la capital soriana fue el 6 de junio de 1987, para su nombramiento como socio de honor del Casino Círculo Amistad Numancia. Apenas un año después falleció en Madrid.

Longitud 7,33 Km aprox.
Tipo Urbana y periferia (parques del Castillo, márgenes del Duero, cerro del Mirón)
Dificultad Media
Terreno Calles, carreteras y caminos
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