PUENTE MEDIEVAL

RAZÓN DE SER DEL NACIMIENTO DE SORIA

HISTORIA 

La primera referencia de la existencia del puente, recogida en documentos, indica que ya estaba construido en el año 1157, por lo tanto era en su origen románico.

Esto unido a los datos sobre la reconquista y repoblación de la ciudad de Soria, nos lleva a la conclusión de que el puente se construyó en esa época, cuando la ciudad se fortificó.

La zona de la ciudad que pegaba a los márgenes del río servía de paso hacia los reinos de Navarra y de Aragón, por lo que fue necesaria la construcción del puente para facilitar la comunicación y sería además lugar de paso obligado pues cuantos lo cruzaran deberían pagar el portazgo, que enriquecería las arcas municipales.

No existen datos documentales de cómo era el puente originariamente, pero sabemos que tenía dos torres, una en el borde que salía a la ciudad, encuadrada en la muralla y la otra en la parte central.

En sus orígenes era denominado como “puente mayor” y posteriormente “puente de piedra”.

Recibió varias restauraciones en los siglos XVII y XVIII, que determinarán su aspecto actual. Las torres se derribarían en el siglo XIX y hace unos pocos años recibió la última reforma.

El puente se encuentra ubicado en un exclusivo entorno, designado por Machado “entre San Polo y San Saturio”,  y a él se refieren varios de los poemas de “Campos de Castilla” del escritor sevillano; otros autores también han escrito en sus versos sobre esta construcción como en el poema “Si yo fuera pintor” de Gerardo Diego y en la leyenda del “Monte de las Ánimas” de Bécquer.

LA CONSTRUCCIÓN

Edificado en piedra en  su totalidad, actualmente mide ciento doce metros, tiene ocho arcos de medio punto que salvan el desnivel del terreno o la diferencia de alturas de ambas orillas, con tajamares en el lado norte y ensanchamientos de los laterales sobre estos.

Desde el año 2010 este emblemático puente medieval cuenta con iluminación artística activa lo que realza su imagen nocturna y a su vez la del entorno en el que se ubica produciendo una conjunción de imágenes y la de sus reflejos en el agua del río,  que a modo de espejo negro proporciona una segunda imagen, invertida, del puente iluminado.